El tren del progreso no puede irse si no se han subido todos
En México, la tecnología avanza como un tren veloz, pero no todos tienen boleto. Desde Helix, planteamos una pregunta incómoda y urgente: ¿qué pasa con quienes siguen esperando en estaciones invisibles? Este blog no es sobre herramientas, es sobre propósito. No es sobre innovación vacía, es sobre desarrollo compartido. Si la transformación digital no parte de la justicia, terminará siendo un motor de desigualdad. Hoy más que nunca, necesitamos instituciones que construyan puentes, no barreras. Tecnología con sentido. Políticas que reconozcan los márgenes. Una visión que entienda que el progreso real no deja a nadie atrás. O subimos todos al tren, o descarrilamos como país.
GOBIERNO Y GOBERNANZAINNOVACIÓNMETODOLOGÍA HELIX
Helix Inteligencia


Tecnología, brechas y el reto del desarrollo compartido
En la estación del futuro ya está en marcha el tren de la inteligencia artificial, la automatización, los datos masivos y la digitalización de servicios. Es moderno, veloz, eficiente. Y cada día gana más impulso.
Pero hay un problema.
Grave.
No todos tienen boleto. Ni siquiera saben de qué estación sale.
En los márgenes de este país —en las comunidades indígenas, en los ejidos agrarios, en las zonas rurales desconectadas y empobrecidas— millones de personas no solo no están subiendo al tren del progreso tecnológico. Están viendo cómo pasa a toda velocidad, desde lejos. Con el mismo asombro con el que antes veían llegar la carretera, el banco, el hospital o el internet… que nunca llegó.
Y si no corregimos el rumbo, la tecnología no será el camino hacia el desarrollo compartido, sino el acelerador de una fractura social mucho más profunda.
Cuando la tecnología excluye
En nombre de la innovación estamos creando soluciones que presuponen conectividad, alfabetización digital, cuentas bancarias, dispositivos inteligentes y tiempo libre. ¿Y si no tienes nada de eso?
Las políticas públicas, los modelos de negocio y las plataformas tecnológicas están diseñadas para un usuario ideal que no representa a los millones que más necesitan la transformación.
¿Dónde quedan entonces los agricultores sin conectividad, las mujeres indígenas sin acceso a crédito digital, los jóvenes rurales sin educación tecnológica, los adultos mayores sin acompañamiento para el mundo digital?
El riesgo: desigualdad amplificada
La historia nos ha enseñado que cada salto tecnológico trae consigo una paradoja: puede elevar a millones, o dejar a millones más en el rezago.
La IA, los algoritmos, los sistemas inteligentes… pueden ampliar el acceso o consolidar la exclusión.
Todo depende de para quién se diseñan, cómo se implementan, y qué instituciones los sostienen.
La tecnología no es neutral: reproduce los sesgos del mundo que la crea.
Y si el mundo que la crea es profundamente desigual, sin políticas públicas inclusivas y sin voluntad de redistribución, lo que vendrá no será una sociedad del conocimiento, sino una distopía de élites hiperconectadas y mayorías excluidas.
¿Qué se necesita entonces?
1. Políticas públicas con mirada territorial.
Diseñar desde la diversidad. Desde la montaña, la selva, la comunidad y no solo desde la capital. No sirve una app de salud que solo funcione con datos móviles en un país con millones sin cobertura.
2. Innovación frugal, útil y culturalmente pertinente.
No todo debe ser Silicon Valley. Necesitamos soluciones adaptadas, que partan de la realidad de quienes más necesitan transformar sus condiciones.
3. Plataformas digitales accesibles, con interfaces simples y multilingües.
Que hablen náhuatl, tsotzil, mixe o cualquier lengua indígena. Que usen íconos, voz, asistentes humanos cuando se requiera.
4. Alianzas público-privadas con propósito social.
La infraestructura digital debe ser un derecho, no un lujo. Invertir en conectividad rural no es gasto: es la base de una economía funcional y justa.
5. Capacitación y acompañamiento humano.
Porque la tecnología sin personas preparadas es letra muerta. Y el desarrollo no se logra con plataformas, sino con comunidades que las entiendan, las usen y las adapten a su contexto.
Si no vamos todos, no hay progreso
Desde Helix lo decimos con claridad: la tecnología es una palanca de transformación solo si se alinea con una visión de justicia y desarrollo compartido.
No queremos un país de usuarios premium y ciudadanos desconectados. No queremos que la IA sea solo para quienes ya tienen todo resuelto. Queremos una transformación que ponga en el centro a quienes históricamente han estado en los márgenes.
El futuro no puede construirse solo desde el centro.
O vamos todos, o no llega nadie.
Innovación
Impulsamos el cambio con inteligencia y tecnología.
Inteligencia
contacto@helixinteligencia.com.mx
© 2025. All rights reserved.